Aún faltan 10 días para el Clásico y Pep Guardiola, pese a la insistencia de los periodistas, prefiere centrarse en el futuro inmediato antes de dedicarse al Real Madrid. El técnico no deja de escuchar que si con Iturralde le va mejor al Barça o sobre la entrada de la comisión antiviolencia en el caso Mourinho-Preciado. Guardiola sigue haciendo oídos sordos. Su máxima preocupación es si va a alinear a Gerard Piqué frente al Almería porque, si viese una tarjeta amarilla, se perdería el tan esperado Clásico.