Penélope Cruz ha llegado hoy a Los Ángeles justo para los ensayos, porque a ella le corresponde entregar el premio al mejor actor secundario, que si las quinielas aciertan será para Christoph Waltz, el cazajudíos nazi Hans Lada en "Málditos Bastardos".No es habitual verla tan dicharachera. Ha entrado en el hotel Mondrian, donde ha atendido a los medios, fresca y sonriente, con ganas de disfrutar cada segundo de una experiencia que, los nervios y el premio, no le dejaron degustar el año pasado. Aunque ella misma afirma que esta año será diferente."Estoy convencidísima de que no voy a ganar. Es más, no quiero querer ganar. Sería ambicioso. Este año el premio va a ser para Mo-nique", ha afirmado en la rueda de prensa.La madre malvada de "Precius" es la favorita en todas las quinielas, incluso en la de ella. Será Pedro Almodóvar y parte de su familia quien la arrope en la alfombra roja, para la que aún no ha elegido  el vestido que lucirá. "Siempre lo dejo para el último momento", ha señalado.Penélope Cruz es consciente de que pocas actrices son capaces de conseguir dos nominaciones y un oscar en cuatro años. "Me sorprende de corazón y creo que eso es sano. Quiero estar con los pies en la tierra, para eso me rodeo de personas honestas que me dicen la verdad en todo momento".